Yo

Mis experiencias, ideas y pensamientos. Ésta soy yo.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Entrando a la victoria

Siendo alguien que creció en la iglesia, durante toda mi vida he escuchado ese versículo tan famoso "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" Filipenses 4.13. Pero, ¿qué significa realmente?

He escuchado prédicas en las que te animan a dejar de pecar, por ejemplo, usando ese versículo. Otras enseñanzas en las que esto es una manera de animarnos a seguir cuando hay situaciones difíciles. Incluso yo lo he usado de esas maneras. Pero aún así como que esto no había tenido ninguna trascendencia en mi vida. A veces esto llega a ser una frase motivacional y ya.

Durante los cambios que ha habido en mi vida en estos meses [en resumen: mis papás se reconciliaron, mi papá entregó su vida de nuevo a Dios y ahora vivimos todos juntos otra vez], he tenido que volverme a acostumbrar a cosas en las cuales ya había perdido la práctica. Tener 2 papás a quienes obedecer, en vez de sólo 1, poner el amor por encima de actitudes y circunstancias (tengo un entrada acerca de eso), etc.

He estado reflexionando el por qué de mi dificultad para hacer estas cosas de nuevo y me acordé precisamente de lo que Dios me enseñó acerca de Filipenses 4.13. No es que el decirlo sea una varita mágica en la que de repente todo me sale súper bien por que "Cristo me fortalece", es más bien un recordatorio de que la victoria sobre esas cosas que me cuestan trabajo (y, realmente, sobre cualquier cosa) Jesús ya la ganó en la cruz por mí. Lo único que tengo que hacer es "entrar" en esa victoria. Porque si ya tengo el deseo en mí de obedecer o cambiar mi actitud o mejor o lo que sea, también, quiere decir que también está YA en mí el hacerlo (porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. Filipenses 2.13).

O sea, ¿cómo? Sí, ya ganamos sobre la flojera, sobre la ira, el rencor, la falta de perdón, la irresponsabilidad, la rebeldía, la impuntualidad. Sólo tenemos que tomar esa victoria, entrar en ella. Tomar el paso y hacerlo porque YA podemos, Cristo nos fortalece.

jueves, 9 de agosto de 2012

Amor que cubre TODO

¡Hola! Después de como 1 año de no escribir nada (ok, como 4 meses), me inspiré para compartirles algo.

Hoy tuve una experiencia un poco inusual. Mientras platicaba con mi papá sobre verlo mañana para ayudarlo a él y a mi hermano en unas cosas, por fin mencionó a la mujer con la que vive. Digo por fin porque era una cosa que había estado evitando durante el último año, siempre actuó como que no existía, aunque yo supiera de ella porque mis hermanos la conocen y hasta conviven con ella. El chiste es que, cuando colgué, no pude evitar llorar. Realmente el hecho de DE VERDAD mencionarla era algo que lo aterrizaba más en mi mente. Por mucho tiempo simplemente lo ignoré. Por un lado, porque así no me dolía y por otro, porque no tenía caso pensar demasiado en eso ya que Dios tiene las cosas en control. Pero ahora, al usar palabras para referirse a ella, la hacía más real.

Cuando llegó mi momento de orar y leer la Biblia, pude decirle más expresamente a Dios cómo me sentía (aunque Él ya lo sabía). Le dije que me sentía triste, con el corazón roto. Le dije que no estaba enojada ni quería estarlo –-aunque esa sería la reacción más lógica–, pero que no sabía si la decisión de llamarle para decirle que quería verlo era una decisión sensata. ¿Realmente quería estar con él o sólo tenía curiosidad de ver a la mujer? ¿Cómo iba a reaccionar? ¿Sería capaz de demostrar lo que Jesús ha hecho en mi vida a través de mi actitud? Deje las preguntas al aire y abrí mi Biblia.

Comencé a leer Jeremías, porque ese me toca en mi plan anual. Leí las profecías a Israel sobre el castigo que recibirían, siempre hablando Dios al arrepentimiento, pero sin respuesta de su pueblo. Pensé que justo así era yo, y somos todos. Todos merecíamos ese castigo e ira, pero Jesús la recibió en nuestro lugar. Y ahora cada día, Dios actúa viéndome a través del sacrificio de Jesús, a través del amor que ya me justificó, que cubrió TODAS mis faltas.

Fue cuando entendí lo que debía hacer. No se trataba de ignorar la situación con mi papá y lo dolorosa que es, sino de que el amor –el mismo que Jesús me demostró en la cruz– es más grande. La Biblia dice que el amor cubre TODA falta. Entonces, como el amor es más grande que la situación, me comporto a la altura del amor. Sí, actuando como si, de cierta manera, la ofensa no estuviera ahí. No porque la ignore o no le de importancia, sino porque el amor cubre, o TAPA, esa ofensa. Entonces, soy capaz de demostrar amor al ser amable, al no enojarme, al tener buena actitud, porque DECIDO cubrir la ofensa que alguien cometió contra mí con el amor. Igual que Jesús, cuando yo lo ofendo a él.

sábado, 3 de marzo de 2012

De amor, envidias y celos.

No, no es una entrada sobre relaciones personales, noviazgo, etc.
Hoy quiero contarles un poco de mí para poder compartir lo que está en mi corazón. Tal vez ya lo sepan y se han dado cuenta o tal vez no nos conocemos tanto.

En general soy una persona que tiene unos estándares muy altos. No me gusta hacer cosas a medias. Si empiezo algo es porque sé exactamente cómo hacerlo, estoy obsesionada con que la gente (y yo, obvio) escriba bien. En todo quiero que las cosas salgan perfectas y sin falla alguna.
Todos hemos escuchado decir que es algo bueno mientras vaya encaminado a buscar cosas excelentes y no sólo a estar obsesionado con estándares imposibles. Lo cual es cierto.

Últimamente he batallado con esto (más de lo normal), pero he notado algo muy particular que no había notado antes. 1) Cada vez que me siento presionada por cumplir con esos estándares casi imposibles o sobrehumanos o como se llamen, no sólo me siento frustrada o enojada conmigo misma sino que empiezan a surgir celos en mí y envidias por otras personas. Empiezo a preocuparme cada vez más de lo que la gente piensa de mí y lo que tengo que mejorar. Me enoja saber que no tengo una relación tan buena con otros como la que veo entre otros amigos. Me siento mal por creer que no estoy haciendo las cosas bien. Y 2) Cada día el Señor me ha hablado sobre cuánto me ama. Leo Éxodo, y me habla de su amor. Leo Isaías y me habla de su amor, leo Números y me habla de su amor.

Pero, ¿qué tiene que ver la envidia y los celos con lo que Dios me ha hablado? Al menos yo no lo podía ver hasta hace unas semanas. Esto fue lo que Dios me dijo: Sientes esos celos y la envidia por los demás porque NO estás dejando que te AME.

¡¿Eh?!

Al principio no tenía idea de qué me estaba diciendo. ¿Cómo que no estoy dejando que me ame? ¡Yo creo en Su amor, en que murió por mí, en que quiere acercarse a mí! ¿Entonces?

Pues lo entendí. Cuando quiero hacer las cosas perfectamente, sin darme cuenta, empiezo a presionarme por hacerlo todo bien YO SOLA. Entonces es cuando empiezo a llevar mi carga por mí misma. De ahí surgen la envidia y celos. Siento que necesito impresionar a todos y que debo preocuparme por lo que piensan de mí y cuando veo que alguien más "impresiona" más que yo, inmediatamente, los celos aparecen.

En cambio, cuando veo a la cruz y recuerdo que Jesús VOLUNTARIAMENTE dio su vida para que YO pudiera tener la mía, me acuerdo que no es porque yo soy lo suficientemente buena o "cristiana" o "no-pecadora" para que Él me haya amado de esa manera.
Cuando entiendo que Jesús dejó su deidad para que yo, pequeña insignificante en el universo, pudiera conocerlo y acercarme a Él, no hay manera en que yo pueda decir "Es porque soy muy inteligente (o bonita o cualquier adjetivo bueno) que Dios me escogió. ¡No hay nada que yo pudiera haber hecho o hacer para ser digna de entrar en Su presencia!
Ahí es cuando las envidias desaparecen. Sé que no es por méritos que puedo tener acceso al amor de Dios, sé que no es por impresionar a Dios (y por consecuencia a otros) que me va a amar más. Y entiendo que no porque tenga errores y no sea perfecta, Él me va a amar menos.

Eso sólo por Su GRACIA que sigo aquí para concerle más y cumplir su propósito para mí.

lunes, 10 de octubre de 2011

Amazing Grace

Es increíble esa sensación de libertad que se tiene cuando entendemos la gracia de Dios. No se trata de cometer errores a propósito sabiendo que "de todos modos Dios me perdona", sino de entender que como personas no somos capaces de NO cometer errores y de que Dios no es un Dios que nos ve con enojo cuando no hacemos las cosas bien. Al contrario, su Palabra dice que Su sangre es la que nos hace dignos de entrar en su presencia (Hebreos 10). Eso quiere decir que no importa lo que hayamos hecho o dejado de hacer, o lo que haremos o no haremos, Dios nos acepta porque la sangre de Jesús nos cubre, no por nuestras acciones. Cuando realmente abrazamos esa verdad podemos disfrutar de Él sin nada que nos detenga. De esta manera podemos experimentar estar frente al Rey sin ningún reproche o culpa. Jesús ya pagó para que pudiéramos estar en su presencia. No queda más que aceptarlo con gozo y gratitud.

martes, 31 de mayo de 2011

From emo-mood to LOVE-mood

Hace unos días quise escribir una entrada que borré unas tres veces. Empezaba con frases depresivas que trataban de expresar mi rabia y tristeza del momento, pero no pude terminar de escribir ninguna frase. Cada vez que empezaba a escribir, a las cuatro o cinco palabras me detenía sin verle ningún sentido a lo que expresaba.
Quería algo que dijera qué tan enojada, desorientada, triste o confundida me sentía. Algo que expresara mi falta de entendimiento de lo que estaba pasando. Porque, de veras, ¿cómo había pasado? Sentia que todo lo que conozco se estaba desmoronando, quería "morir". O al menos eso era lo que pensaba.
Como dije antes, cada vez que trataba de empezar a escribir, en un instante lo que estaba diciendo perdía el sentido. ¿Por qué? Porque cada vez que quería escribir sobre la "miseria" que estaba "viviendo" en ese momento, algo dentro de mi, (el ES) me recordaba que todo lo que sentía era sólo una mentira. Una mentira de un enemigo, al parece común, que lo único que quiere es engañarme para que los planes de Dios para mí sean frustrados.
Es cierto que hemos estado pasando cosas difíciles, pero, ese no es el punto sobre el que mi vida debe girar. El punto es que Dios está en control de todo, Él es el que permite y hace que las cosas sucedan. Él es quien define lo que soy. No una circunstancia. Tampoco la reacción que la gente dice que debo tener. Muchas personas piensan que pasar por una situación difícil significa estar deprimidos, llorando por los rincones. Pero eso no es así, porque mi gozo no esta en la circunstancia que me rodea, sino en la verdad de que hay un Dios poderoso que me ama y que dio a su hijo, el único y más amado, para que YO pudiera conocerlo a Él. Y ¿cómo no estar felices con una verdad de esa magnitud?

sábado, 21 de mayo de 2011

El consumismo que consume

En estos últimos meses, mi familia y yo hemos estado sufriendo lo que me gusta llamar "un ajuste de prioridades". Esto incluye el ámbito financiero. No contamos con los ingresos que normalmente tenemos y nos hemos visto en la necesidad de reducir algunos lujos (llámese Starbucks, gadgets, salidas al cine, ropa, accesorios -cabe mencionar, no necesarios- ,etc.) que ya eran algo cotidiano.
A veces voy en la combi, caminando o en el camión de la escuela, o estoy viendo la tele y veo cosas que  quisiera comprar o tener, lugares a los que quiero ir, etc. pero ya no puedo.
De alguna manera sabía que tarde o temprano esto pasaría. Al principio no fue algo que me costara aceptar porque lo había anticipado, pero cada día me doy cuenta de cuánto, no nada más yo sino la sociedad en general, ponemos en la balanza de lo que tenemos, nuestra aceptación con los demás. ¿Cuántos de nosotros no hemos estado preocupados por no tener el celular más reciente, la ropa de moda, haber visto la película de la que todos hablan, ir a los restaurantes que la gente dice son de buena calidad, etc. para agradar a otros, quedar bien con alguien específico o sólo para que los demás sepan que sí soy "trendy", "techy" o "cool"? ¿Quiénes no hemos estado mortificados por el "¿qué diran?" hasta llegar a un punto de ansiedad, hasta llegar al extemo de gastar todo nuestro dinero en cosas, que creemos erróneamente que obtuvimos por nosotros mismos?
El momento en el que empecé a reflexionar cuánto me importaban estas cosas fue el miércoles. (Sepan que los miércoles voy al ensamble de Aarón Jurado para ensayar con la banda y cada día, antes de ensayar, tenemos un pequeño devocional.) En el devocional, Aarón mencionó un versículo. Hebreos 12:29 "Porque nuestro Dios es FUEGO CONSUMIDOR". Fue ahí cuando mi vaga reflexión tomo forma: ¿Cómo puede ser que a veces me sienta consumida por tener cosas que realmente no necesito, y a veces no me sienta consumida por el mismo FUEGO CONSUMIDOR?
A veces los gadgets ganan mi corazón más fácilmente que el Dios creador del universo, que me ama incondicionalmente. La verdad es que distraerse es muy fácil. Dejarse llevar por lo que podemos tener en la tierra para impresionar a los demás sin siquiera recordar que a quien realmente le importa lo que soy es a Dios.
La pregunta es: ¿voy a dejar que Dios consuma mi corazón o me voy a dejar que el consumismo me consuma sin llevarme a nada?